Poema Lagunero
EN UN RINCÓN DE CASTILLA
de Antonio Javier Andres Garcia
En un rincón de Castilla,
A orillas del Duratón,
Entre un monte y la Parrilla
Hay una pequeña villa
Que me roba el corazón.
Me desborda la ilusión
Cuando se acerca el verano,
Y siento con emoción
El abrazo y la pasión
De mi pueblo segoviano.
Mientras tanto, muy lejano
De tu olor y tu sustancia,
De tu aire puro y sano,
De tu semilla y tu grano,
De tus campos de abundancia,
Lloro desde la distancia.
Tu recuerdo es mi consuelo
Y siento, como en la infancia,
Que en tus entrañas mi estancia
Es como estar en el cielo.
El contacto con tu suelo
Llena mi vida de encanto,
Pues lanza al cielo mi canto
Y, como ave que alza el vuelo
Transforma en risa mi llanto.
Amanece. Me levanto
Como al golpe de campana,
Para ver por mi ventana
Que brilla en el camposanto
Tu soleada mañana.
Tu corazón se engalana
De paseos matinales :
El Comun, Los Carrascales,
Turrubiel ... La vida emana
Entre sendas y frutales.
Tus parajes son postales
A la vuelta del camino,
que nos depara un destino
De bodegas señorales,
Almas y cunas del vino.
Eres tesoro divino
Con tu plaza y tu Pradera
De columpios de madera,
Con tu Muro, tu molino
Y con tu iglesia altanera,
Que a través de una escalera
Casi hasta el cielo ha elevado
Un campanario forjado
Por tu escudo y tu bandera,
En un lejano pasado.
Siempre se han celebrado,
Siempre se celebrarán
Y se celebran ahora,
En honor a los que han dado
Noble carácter sagrado
A esta villa acogedora,
Fiestas de vino y champán.
¡ Que vivan San Sebastián,
San Roque y Nuestra Señora !
Que al lado de Dios están.
Noches de fiestas y verbena,
Dias de sol y de agrego,
Tardes de siesta y de juego.
Tu tacto cura mi pena,
Tu calor es mi sosiego.
El sol apaga su fuego
Y mi despedida es una :
Siempre te digo "Hasta luego".
Y hasta que vuelva te entrego
Mi alma, que es mi fortuna.
Te ruego, bajo la luna,
Sobre el puente de las eras,
No te mueras, mi Laguna,
Pues como tú no hay ninguna,
Mi Laguna de Contreras.
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